Los Límites del Perdón - El Girasol

LOS LÍMITES DEL PERDÓN - EL GIRASOL


1. RESUMEN

Simón Wiensenthal es un prisionero judío el cual tiene que afrontar situaciones muy duras y momentos aterradores en un campo de concentración en Polonia. Allí pasa los días esperando su muerte de un momento a otro, sin esperanza alguna de que pueda volver a ser libre de nuevo y ejercer como arquitecto, formación que adquirió en el Instituto Tecnológico en Lemberg hace ya algunos años. Su estado y experiencia han contribuido en hacer de él y de los demás prisioneros personas frías, a las que ya no le preocupa ni le asombra cualquier acto de crueldad por parte de los nazis ya que han sido torturados y amenazados día tras día a los antojos de estos. En el campo de concentración había un numeroso grupo de judíos pero Simón tenía una afecto especial con dos de ellos, Arthur que era un viejo amigo el cual su actitud en muchas ocasiones no ayudaba, entonaba siempre de una manera irónica la vida y a menudo se sentía irritado por la placidez de Josek, otro compañero judío que había llegado al campo hace poco, el cual era una persona sensible y profundamente religiosa, y a pesar de el ambiente en el que vivían su fe nunca se quebrantó, motivo por el que se le envidiaba. A pesar de los maltratos y aberraciones que sufrían frecuentemente, podían decir que eran afortunados de seguir vivos, mataban a miles de judíos al día, ya fuese en la cámara de gas o lo que llamaban “tubería”.
Habitualmente Simón junto con sus dos compañeros y mas judíos solían trabajar en los Ferrocarriles del Este donde estaban vigilados por una serie de soldados de la S.S. Todo comenzó un día cuando como cada mañana esperában el recuento de judíos para después desplazarse hasta los ferrocarriles, pero esta vez no fue así. Seleccionaron 50 judíos entre los cuales se encontraba Simón pero no Arthur ni tampoco Josek. Tras una larga caminata acompañados por los askaris Simón tuvo una escena que marcó su historia y en cierto modo su vida. Se trataba de unos girasoles que se elevaban en las tumbas de los soldados de la S.S que habían muerto. Sin otro remedio Simón continuó caminando tras su compañero reflexionando y sin olvidar aquello que había visto. Llegaron al Instituto Tecnológico que había sido reemplazado por el Hospital de la Reserva. El trabajo que iban a realizar consistía en sacar del edificio los contenedores de basura, pero eso no fue lo que le tocó hacer a Simón. Una enfermera lo acompañó hasta una habitación donde encontró en condiciones pésimas a un joven soldado que apenas podía soportar las últimas horas de vida con las que contaba. Este antes de comenzar a dar una explicación se aseguro de que Simón era judío y una vez echo esta confirmación empezó a narrar su historia. Todo se resumía a que el soldado estaba terriblemente arrepentido de sus actos desde que ingresó en las Juventudes Hitlerianas con tan sólo 16 años. Ahora que llegaba la hora de su muerte y que había tenido tiempo de reflexionar se había dado cuenta del daño que había echo a tantas familias judías. Destacó un acto que al parecer no le dejaba morir en paz, y es que había consentido y participado en la muerte de unos padres y un hijo entre mas de 200 judíos que fueron encerrados en una gran casa prendida en fuego, y que además dispararon para asegurar sus muertes. El soldado le contó que no podía olvidar los ojos de aquel niño y su expresión de pánico, Simón lo identificó con un niño que conocía del gueto, algo que le ayudó a sentir aun más lo que aquel soldado le estaba contando. A partir de ese momento, y temiendo a que se volviera a repetir aquella experiencia de pena y rabia, Simón se adentró en un dilema moral que no lo dejaba descansar, ¿realmente aquel soldado estaba arrepentido?, ¿Había echo bien no perdonándolo?. El caso es que Simón recurrió a la ayuda de sus dos compañeros quienes le dieron diferentes versiones y que en cierto modo, no le hicieron de mucha ayuda. Aquella situación no se volvió a repetir, el soldado había muerto y había pedido que se le entregaran sus pertenencias a Simón pero este no aceptó.
Los años pasaban y la gente seguía siendo fusilada, asesinada y matada en vida por la S.S. De echo Arthur y Josek murieron debido a las pocas fuerzas que tenían para afrontar con las enfermedades que se habían apoderado de sus cuerpos. Si poca esperanza tenía Simón de sobrevivir, ya se habían echo inexistentes. Pasaban personas nuevas por su vida, entre ellos Boleḱ, un sacerdotel que se le había cohibido de ejercer su profesión al igual que la mayoría de víctimas, otros morían y eran sustituidos por nuevos judíos, pero nada de esto hacía sentir a Simón sin soledad.
Despues de una gran lucha, la guerra llegó a su fin y Simón estaba vivo, no sabía ni por qué. Intentaba hacer una vida normal, pero todos sus recuerdos estaban ahí, desde cada y una de las torturas que había hasta los girasoles que hacían de horizonte en aquellas tumbas. Tuvo la oportunidad de visitar Stuttgart, donde pudo conocer a la madre de Karl, el soldado que le pidió perdón aquel año. Vió la visión que tenía aquella anciana de su hijo, era un buen hijo, o al menos así se refería al hablar de él. Simón pudo poner cara a este soldado, pudo comprobar que lo que le contó era cierto pero esto no hacía que pudiera olvidar los actos inhumanos que Karl realizó. Simón era impulsado por rabia a contarle todo lo que había echo su hijo, pero también pensaba en el dolor que podía provocarle. De todo esto, la conclusión es que el dolor que sentían ambos resultó ser un vínculo y un lazo de unión entre razas, pensamientos, pero sobre todo, entre personas.

2. OPINIÓN SOBRE EL DILEMA MORAL  

 A medida que leía el libro he querído señalar cuestiones que me han llevado a reflexionar sobre el dilema del que se trata. Es cierto que el perdón es algo que utilizamos a menudo, pero estoy segura de que no siempre se hace con un fundamento. Una de las anotaciones señaladas es “ningún hecho es tan horrible como para que resulte imposible superar su crueldad”. En esos momentos no había un limite para esos judíos, si hoy le parecía cruel una acción, mañana otra le parecería aun más. Visto desde este punto de vista dificilmente perdonaría al nazi si estuviera en el lugar de Simón. En cambio hay otra anotación que me hace dudar de mi opinión anterior “ Ahí estaba un hombre desahuciado, un asesino que no quería serlo pero que se había convertido en un asesino por culpa de una ideología asesina”. Los seres humanos nos dejamos involucrar por ideologias, pensamientos que nos corrompen, argumentos que nos convencen y que hacen que no seamos nosotros, está de más decir que no estoy excusando al nazi de sus actos con estas puntualizaciones, sino que hay que que tener en cuenta la verdadera realidad de cada uno, en este caso no sabría hasta que punto me dejaría influenciar por el arrepentimiento del nazi. No sé si es el caso del nazi, pero lo que es cierto es que muchos de nosotros hemos sustituido ideales inculcados, o influencias externas por nuestra verdadera conciencia. Muchas veces por miedo obtenemos una espantosa acumulación de desconfianza, y en ese caso, recurrimos al silencio, el cual es más elocuente que las propias palabras y se puede interpretar de diferentes formas, solo depende de la forma de interpretar a la que recurres.

3. OPINIÓN DEL AUTOR ELEGIDO - ARTHUR HERTZBERG

  Este autor no logra entender ni comprender el comportamiento de los nazis de matar a millones de personas por el simple echo de ser judios. Piensa que aquellos que están arrepentidos y avergonzados sólo puede dejarlos con su propia culpa. ¿como pudo Dios y el hombre errar de esa manera? se pregunta. Siente un gran dolor cuando escritores tratan de explicar el holocausto debido a que a menudo esos escritos cuentan con grandes conocimientos históricos o incluso pueden contar con una teología brillante, pero siempre quedan al margen de responder a esa pregunta, pregunta que jamás obtendrá respuesta. El autor piensa que su culpabilidad aumenta aún más al pedir perdón. Nadie lo empujó a pertenecer a las Juventudes Hitlerianas, ya que su madre y sobre todo su padre, detestaban a Hitler. Sabía que no podía irse a la tumba alegremente sabiendo que había participado en la destrucción de todos los judíos de Europa. Él mismo eligió hacer el mal cuando estaba seguro de que los asesinos a los que se había unido lograrían conseguir su objetivo. Si hubiera echo caso a sus impulsos, podía haberse evitado participar en los horribles crímenes que cometió con sus propias manos, pero eligió aniquilar a gente inocente por el mero hecho de obtener beneficios especiales de un régimen victorioso. El autor piensa que el soldado debería haberse arriesgado a perder su vida en lugar de convertirse en un asesino racista o en un asesino arribista. Está convencido de que el soldado no está arrepentido ya que pide un judío cualquiera para poder quedar en paz con sus victimas y con Dios pero que realmente no sentía este arrepentimiento. Cree que Simón hizo lo correcto al no contestarle, los crímenes que cometió el soldado van más allá del perdón del hombre. Quizás Karl aprendió que las palabras de contrición le reportarían la absolución divina, y despues habría echo confesión con un sacerdote y le asegurarían el perdón divino. Pero el Dios que había permitido el holocausto no tenía, ni tiene derecho a perdonar a los monstruos que cometieron los asesinatos. 

4. CRÍTICA-DEFENSA DEL AUTOR ELEGIDO 


Estoy en gran parte de acuerdo con el autor que he elegido puesto que pienso que las situaciones por las que pasó Simon en el campo de concentración junto con el resto de judíos no puede nisiquiera hacer el intento de compararse con el arrepentimiento del soldado de la SS. Quizás en los últimos momentos de su vida comprendió el miedo que realmente se sentía al estar al borde de finalizar su existencia en el mundo y por un instante pudo sentir lo que sintieron todos los judíos que estaban allí delante de él esperando su fusilamiento sin saber muy bien por qué pero tampoco con fuerzas para intentar evitarlo. Él no tenía porque concedir el perdón a alguien que no conocía y que además había contribuido a todas las desgracias con las que tuvo que cargar durante tantos años. En cierto modo él había ayudado a que tantas personas como Simón se estuvieran muriendo de hambre, a ser elegidos al azar para ser asfixiados en una cámara de gas, o a ser fusilados por tener una pierna lesionada. Puedo entender a la perfección que Simón no pudiera perdonarle por mucho que su subconsciente le obligara a seguir esuchando al soldado. Por otra parte creo que como señala el autor elegido nadie obligó a Karl a pertenecer a aquel grupo de asesinos y que fue un gesto egoísta, inhumano y sobre todo imperdonable acabar con la vida de tantas personas por obtener beneficios propios, que en realidad no iban a proporcionarle nada directamente. Por lo tanto creo que de nuevo, con la peticion de perdón que le hizo a Simón actuó de nuevo de una manera egoísta, en la que sólo se limitó a pensar en él y en su bienestar propio. Nadie, y mucho menos Dios, el cual si su existencia fuese cierta y el cual había permitido el holocausto, podía concederle su deseo de una forma sincera.
 








Comentarios

  1. Estoy plenamente de acuerdo con la compañera a pesar de tener argumentos y opiniones distintas, pues su argumentación es muy buena y su decisión no es del todo incorrecta.
    Además, su punto de vista es crítico y pone a la vista la implicación que este libro provoca en su lector/a y como le transmite el dilema, que por supuesto, ha sido "resuelto" por esta compañera.

    Aunque realmente no ha respondido si perdonaría a Karl o no, pero ha creado otro dilema más claro, con argumentos diferentes a lo del libro.

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  2. Estoy en contra de mi compañera , porque es verdad que Simón no puede perdonar algo que no le ha afectado a él directamente, pero sí puede perdonarle en nombre de los que ya no están porque seguro que si llegan a sobrevivir y escuchasen el verdadero arrepentimiento, puede que llegasen a un trato de perdón.

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  3. Yo estoy completamente de acuerdo con mi compañera debido a que Simon no puede perdonar algo que está viviendo el, es decir, todas las torturas y muertes que se ejercen en el Holocausto. Es verdad que podría haber perdonado al nazi en el nombre de todos los judíos del Holocausto, pero en vez de eso se dió la vuelta y ni le dirigió la palabra.

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  4. Estoy de acuerdo con mi compañera en que no es nada comparable el arrepentimiento de un asesino con el sufrimiento de un afectado. Tambien comparto la opinion de que se arrepiente al ser los últimos momentos de su vida, si no fuera así se limitaría a seguir haciendo su trabajo matando judíos.

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