LOS LÍMITES DEL PERDÓN. EL GIRASOL

LOS LÍMITES DEL PERDÓN. Paula López


RESUMEN
Simon Wiesenthal es un joven arquitecto judío que desde muy joven ha visto de cerca lo que su pueblo ha tenido que sufrir y las atrocidades que se han cometido sobre él.
Él, en la mayor parte de la obra, se encuentra recluido en un campo de concentración alemán, viendo como mueren compañeros suyos porque son más débiles que el resto y los fusilan, están enfermos y no hay medios para hacerlos sanar, hay que hacer hueco en los barracones, mueren de hambre o simplemente los oficiales los matan por diversión.
Los judíos no son considerados humanos y a los verdaderos alemanes se les considera una raza superior.
Los prisioneros, a la vez que esperan la hora de su muerte, son obligados a trabajar y ellos lo consideren un buen momento porque al menos salen del campo.
Simon trabajó construyendo una red ferroviaria y cuando esta no necesitaba a más personas en un hospital de la SS.
De camino al hospital vio un cementerio lleno de girasoles sobre las tumbas de los soldados de la SS, algo que los mantendrá unidos a la vida exterior, y sintió envidia, ya que el no tendria esa unión, tan solo una fosa común con cuerpos apilados sobre el suyo.
Cuando se encontraba en el hospital, que también era el Instituto Tecnológico donde había estudiado de joven, lo interceptó una enfermera y lo llevó hasta una habitación.
En esa habitación encontró a un joven soldado de la SS, con la cara vendada y es sus últimos momentos de vida.
El joven herido lo instó para que se acercarse a él. Este le contó a Simon profundamente arrepentido como fue que empezó a formar parte de la SS, le habló de sus padres y cosas que hizo cuando era soldado.
Sus padres eran religiosos y no estaban a favor de las ideas de Hitler, y cuando se alistó en la SS, sus padres se decepcionaron, incluso hasta el punto de que su padre le retiró la palabra.
El soldado le cuenta cómo asesinó a judíos junto a sus compañeros. Deja especialmente marcado a Simon la historia de cuando metieron a 1.500 judíos en un edificio, echaron gasolina y luego granadas. Cuando una familia fue a tirarse por la ventana los soldados dispararon. La descripción del niño le recuerda a Simon a un niño de su barrio llamado Eli que sobrevivió varias veces a las persecuciones de la Gestapo.
Cuando termina de narrar le pide a Simon que le perdone para poder morir con la conciencia tranquila, pero este se va de la habitación.
Cuando regresa a el campo de concentración le cuenta a sus amigos lo ocurrido y ellos tienen diferente teorías sobre si el prisionero debería haber obtenido su perdón.
Al día siguiente volvió al hospital, temiendo volver a ver a la enfermera que lo llevase a la habitación del soldado, pero recibió la noticia de que había muerto y dejado para él todas sus pertenencias, excepto un reloj que se lo dejó a su madre. Simon lo rechazó todo.
Dos años más tarde, cuando todos sus amigos están muertos llega un hombre trasladado de Auschwitz, que iba a ser párroco, pero los nazis lo interceptaron. Este le dijo que él actuó de confesor y con eso el soldado pudo morir en paz, ya que se había arrepentido.
Años más tarde visita a la madre del soldado. La mujer tenía a su hijo como a un hombre bondadoso y no le quiso arrebatar esa imagen. 
A final del libro Simon nos plantea la pregunta de qué habríamos hecho nosotros si hubiéramos estado en su situación.


OPINIÓN DE DOROTHEE SOELLE
Dorothee defiende la idea de que Simon está en un constante quiero y no puedo, ya que no lo perdona pero busca constantemente la excusa para hacerlo, por eso fue a visitar a su vieja madre y preguntó al resto de prisioneros.
Dorothee cuenta que tuvo un profesor alemán al que admiraba profundamente que había sido nazi y practicó una quema de libros. Cuando le preguntó si se arrepentía se arrodilló ante ella sollozando y solo pudo escuchar la palabra “perdón”.
Más tarde descubrió que lo que hizo el profesor y el soldado fue tehubah, una palabra judía que significa liberación.
Dorothee acaba llegando a la conclusión de que no sabría si decirle que había obtenido su perdón o no.


MI OPINIÓN

Si yo estuviera en la situación de Simon no lo perdonaría, ya que considero que las personas que deberían hacerlo ya no viven. También pienso que él no tiene derecho a morir en paz ya si fuera así sus crímenes quedarían impunes y el arrepentimiento no es castigo suficiente. Además, tal vez las personas las cuales mató también tenían cuentas pendientes consigo mismas o con otras personas y nadie ha reparado en si murieron en paz.

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